Es la primera vez que escribo en el blog, pero ordenando viejos archivos, encontré ésta reflexión que había usado en un trabajo hace bastante tiempo (digamos que bastante antes de que tuviera internet siquiera XD ), pero me pareció que valía la pena, así que decidí actualizarla y compartirlo con todos ustedes.
Supongo que por a veces reflexiono sobre los desaciertos que se cometen tanto contra los aficionados del manga y el anime, como contra todos los demás y eso es algo que debemos tratar de equilibrar.
Son muchos los factores que influyen en la convivencia familiar, en el día a día. Factores emocionales, culturales y sobre todo, sociales, son los que configuran nuestra relación con las personas con las que convivimos. Analicemos cada uno de ellos por separado, para intentar encontrar causas y sobre todo, posibles soluciones.
El factor emocional es más que evidente. Se supone (por lógica) que debemos querer a nuestra familia, al menos a la más cercana. Pero eso no significa que nuestra relación sea siempre de la mejor, recordemos que el estado de ánimo de una persona es tan voluble como el clima. ¿En qué nos influye esto? Bueno, por ejemplo, nosotros podemos estar eufóricos porque al día siguiente va a inaugurarse una convención de manganime, pero probablemente nos será difícil compartir esa alegría con nuestra familia o amigos que no están en el tema. Es más, si la mostramos, puede que no la entiendan, distanciándonos un poco en ese momento, lo cual es un fallo mutuo. Creo que ambos extremos deberían acercarse e intentar entender los estados de ánimo, los factores emocionales del otro. No hace falta pensar mucho para imaginar cuanto molesta que estén pasando Ghost in the Shell en un canal del cable y venga tu madre a decirte: “¡Ya estás con los dichosos dibujitosss!”; o que te venga tu hermano menor a querer usar la computadora y al verte mirando un capítulo de Gundam 00 te diga: “Creo que realmente tienes un problema, te estas quedando anclado en la niñez”. Pero también debemos ponernos un poco en su lugar. No entienden que puedas estar viendo Nana, o una escena donde uno de tus personajes favoritos muere trágicamente, y llorando a lágrima partida, totalmente emocionado, por unos dibujos animados, o que estalles a carcajadas leyendo algún manga o viendo un capítulo de Excel Saga. Son emociones que sientes, pero en un contexto nada habitual, de hecho, tan poco habitual que para nuestra familia puede llegar a resultar extraño y hasta alarmante, lo que suele provocar reprobación.
Esto encaja con el siguiente de los factores, el cultural. ¿Por qué el manga y el anime son dos contextos nada habituales para quienes no conocen? La respuesta es lógica: ambos provienen de Japón, un lugar muy desconocido y muy lejano, que poco o nada puede influir en nuestra cultura y forma de vivir. La cultura japonesa es, sin lugar a dudas, bastante diferente a la occidental en infinidad de aspectos. Y si bien actualmente hay un poco más de conocimiento sobre el tema, es un obstáculo más que superar en nuestras relaciones sociales.
Tenemos que tener claro que un aficionado está dispuesto a asimilar, hasta con gusto en el caso de ser alguien preocupado por esos detalles, múltiples aspectos de una cultura que le es ajena, en un acto, por otra parte, de gran enriquecimiento cultural. Pero no podemos esperar así que nuestra familia esté dispuesta a tal asimilación, y que de la misma manera, acepta esa asimilación a grandes borbotones como en nuestro caso concreto. Al menos, no podemos esperar que lo hagan en altos niveles. Lo perfecto sería intentar justificar objetivamente la adopción de la cultura japonesa, pero sin demostrar (y sin crearnos realmente, por supuesto) un gran trauma o una excesiva obsesión en el tema. Como se suele decir, “paso a paso”. No voy a entrar en temas políticos de nacionalismo, evidentemente, pero no debemos olvidar el hecho de que la diversidad de culturas y su conservación enriquecen el conocimiento humano, y el dominio de unas sobre otras sólo lleva a la destrucción de un gran conocimiento.
Nos resta el factor social, a mi entender, el más importante. Todos tenemos claro que en Latinoamérica, y en occidente en general, el “dibujo animado” es un producto de consumo infantil, dirigido a los niños. Por lo tanto, cuando un grupo de la sociedad, un colectivo, comienza a utilizar de manera aparentemente equivocada no sólo un producto, sino un concepto, la sociedad lo rechaza. Lo rechaza por el mal uso que se da, o más bien, por el uso distinto que la gran mayoría piensa que es correcto. Cabe decir, punto bastante discutible también, ya que muchas fábulas actualmente “infantiles” tuvieron sus orígenes en historias que no eran para niños. Podríamos entrar en una discusión acerca de la “infantilización” de muchos aspectos de la sociedad postmoderna (para definirla de algún modo), pero eso nos desviaría del tema puntual en este momento.
¿Lo que dice la "gran mayoría"? Si, ese concepto tan manejado actualmente, y del que todos debemos tener clara su nula existencia concreta, ya que pocos se detienen a pensar que es meramente un concepto instituido en la sociedad y no una verdad. Entonces, ¿lo que hace un aficionado al manga y al anime es raro porque otros no lo hacen? ¿Y está mal porque "pervierte" algo que no está dirigido a ellos?
A estas dos preguntas creo que casi todos podemos responderlas, o eso quiero creer. Nos conocemos bien el típico discurso de “el manga abarca un inmenso grupo de géneros para todas las edades, de la misma forma que el anime, que en su mayoría proviene del manga”. Pero hay que tener en cuenta que lo que piensa la sociedad es lo mismo que piensa, en muchos casos, nuestra familia. Ellos no conocen el tema, como casi todo el mundo (o no se molestan en conocer), por lo que la sociedad debe crear una imagen entendible y fácil para satisfacer ese vació, que es la imagen que toma la familia. El problema es que esa imagen, está claro, es errónea. Y como en muchos otros casos que nada tienen que ver con el concepto real. Pero que en el caso concreto, del manga y el anime hace mucho daño a los aficionados.
A esto podría agregársele el apartado (que merecería un desarrollo aparte) del “mal trabajo” que hacen las productoras que adquieren los derechos para una serie determinada, todos hemos visto los desafortunados resultados de intentar transformar obras que no son para niños en productos infantiles. ¿Por qué pasa esto? ¿Puro interés comercial de las empresas? Posiblemente, eso sea un factor que influye bastante; pero la censura y modificaciones que muchas veces vemos, en muchas series se debe a esta necesidad de adaptar “culturalmente” un producto a la óptica de la cultural occidental. Aunque el hecho de adaptar no es malo de por sí, sino más bien esa especie de tendencia que existe en el occidente de "borrar" o "disfrazar" aquello que no comprende del todo.
Una posible solución, más que trabajosa, es ardua y pesada, además de lenta en el tiempo. Se me ocurre que la única manera de eliminar los temores de quienes te rodean, de hacerles sentir que eres un joven integro, es demostrándoles que, a pesar de tu extraña afición, sigues construyéndote como persona, creándote un criterio y una personalidad totalmente formada, ampliando tus horizontes a campos mucho más extensos que el manga y el anime, o no, pero sin exclusiones. Demostrando, en definitiva, que eres lo suficientemente madura/o como para tener un hobby o afición nada habitual sin que ello impida tu desarrollo, principio que puede aplicarse a muchos otros pasatiempos obviamente.
Como he dicho, el camino es difícil, hay que soportar intolerancias, broncas, malentendidos; pero nosotros estamos firmes en nuestra convicción. ¿Ustedes también?
Supongo que por a veces reflexiono sobre los desaciertos que se cometen tanto contra los aficionados del manga y el anime, como contra todos los demás y eso es algo que debemos tratar de equilibrar.
Son muchos los factores que influyen en la convivencia familiar, en el día a día. Factores emocionales, culturales y sobre todo, sociales, son los que configuran nuestra relación con las personas con las que convivimos. Analicemos cada uno de ellos por separado, para intentar encontrar causas y sobre todo, posibles soluciones.
El factor emocional es más que evidente. Se supone (por lógica) que debemos querer a nuestra familia, al menos a la más cercana. Pero eso no significa que nuestra relación sea siempre de la mejor, recordemos que el estado de ánimo de una persona es tan voluble como el clima. ¿En qué nos influye esto? Bueno, por ejemplo, nosotros podemos estar eufóricos porque al día siguiente va a inaugurarse una convención de manganime, pero probablemente nos será difícil compartir esa alegría con nuestra familia o amigos que no están en el tema. Es más, si la mostramos, puede que no la entiendan, distanciándonos un poco en ese momento, lo cual es un fallo mutuo. Creo que ambos extremos deberían acercarse e intentar entender los estados de ánimo, los factores emocionales del otro. No hace falta pensar mucho para imaginar cuanto molesta que estén pasando Ghost in the Shell en un canal del cable y venga tu madre a decirte: “¡Ya estás con los dichosos dibujitosss!”; o que te venga tu hermano menor a querer usar la computadora y al verte mirando un capítulo de Gundam 00 te diga: “Creo que realmente tienes un problema, te estas quedando anclado en la niñez”. Pero también debemos ponernos un poco en su lugar. No entienden que puedas estar viendo Nana, o una escena donde uno de tus personajes favoritos muere trágicamente, y llorando a lágrima partida, totalmente emocionado, por unos dibujos animados, o que estalles a carcajadas leyendo algún manga o viendo un capítulo de Excel Saga. Son emociones que sientes, pero en un contexto nada habitual, de hecho, tan poco habitual que para nuestra familia puede llegar a resultar extraño y hasta alarmante, lo que suele provocar reprobación.
Esto encaja con el siguiente de los factores, el cultural. ¿Por qué el manga y el anime son dos contextos nada habituales para quienes no conocen? La respuesta es lógica: ambos provienen de Japón, un lugar muy desconocido y muy lejano, que poco o nada puede influir en nuestra cultura y forma de vivir. La cultura japonesa es, sin lugar a dudas, bastante diferente a la occidental en infinidad de aspectos. Y si bien actualmente hay un poco más de conocimiento sobre el tema, es un obstáculo más que superar en nuestras relaciones sociales.
Tenemos que tener claro que un aficionado está dispuesto a asimilar, hasta con gusto en el caso de ser alguien preocupado por esos detalles, múltiples aspectos de una cultura que le es ajena, en un acto, por otra parte, de gran enriquecimiento cultural. Pero no podemos esperar así que nuestra familia esté dispuesta a tal asimilación, y que de la misma manera, acepta esa asimilación a grandes borbotones como en nuestro caso concreto. Al menos, no podemos esperar que lo hagan en altos niveles. Lo perfecto sería intentar justificar objetivamente la adopción de la cultura japonesa, pero sin demostrar (y sin crearnos realmente, por supuesto) un gran trauma o una excesiva obsesión en el tema. Como se suele decir, “paso a paso”. No voy a entrar en temas políticos de nacionalismo, evidentemente, pero no debemos olvidar el hecho de que la diversidad de culturas y su conservación enriquecen el conocimiento humano, y el dominio de unas sobre otras sólo lleva a la destrucción de un gran conocimiento.
Nos resta el factor social, a mi entender, el más importante. Todos tenemos claro que en Latinoamérica, y en occidente en general, el “dibujo animado” es un producto de consumo infantil, dirigido a los niños. Por lo tanto, cuando un grupo de la sociedad, un colectivo, comienza a utilizar de manera aparentemente equivocada no sólo un producto, sino un concepto, la sociedad lo rechaza. Lo rechaza por el mal uso que se da, o más bien, por el uso distinto que la gran mayoría piensa que es correcto. Cabe decir, punto bastante discutible también, ya que muchas fábulas actualmente “infantiles” tuvieron sus orígenes en historias que no eran para niños. Podríamos entrar en una discusión acerca de la “infantilización” de muchos aspectos de la sociedad postmoderna (para definirla de algún modo), pero eso nos desviaría del tema puntual en este momento.
¿Lo que dice la "gran mayoría"? Si, ese concepto tan manejado actualmente, y del que todos debemos tener clara su nula existencia concreta, ya que pocos se detienen a pensar que es meramente un concepto instituido en la sociedad y no una verdad. Entonces, ¿lo que hace un aficionado al manga y al anime es raro porque otros no lo hacen? ¿Y está mal porque "pervierte" algo que no está dirigido a ellos?
A estas dos preguntas creo que casi todos podemos responderlas, o eso quiero creer. Nos conocemos bien el típico discurso de “el manga abarca un inmenso grupo de géneros para todas las edades, de la misma forma que el anime, que en su mayoría proviene del manga”. Pero hay que tener en cuenta que lo que piensa la sociedad es lo mismo que piensa, en muchos casos, nuestra familia. Ellos no conocen el tema, como casi todo el mundo (o no se molestan en conocer), por lo que la sociedad debe crear una imagen entendible y fácil para satisfacer ese vació, que es la imagen que toma la familia. El problema es que esa imagen, está claro, es errónea. Y como en muchos otros casos que nada tienen que ver con el concepto real. Pero que en el caso concreto, del manga y el anime hace mucho daño a los aficionados.
A esto podría agregársele el apartado (que merecería un desarrollo aparte) del “mal trabajo” que hacen las productoras que adquieren los derechos para una serie determinada, todos hemos visto los desafortunados resultados de intentar transformar obras que no son para niños en productos infantiles. ¿Por qué pasa esto? ¿Puro interés comercial de las empresas? Posiblemente, eso sea un factor que influye bastante; pero la censura y modificaciones que muchas veces vemos, en muchas series se debe a esta necesidad de adaptar “culturalmente” un producto a la óptica de la cultural occidental. Aunque el hecho de adaptar no es malo de por sí, sino más bien esa especie de tendencia que existe en el occidente de "borrar" o "disfrazar" aquello que no comprende del todo.
Una posible solución, más que trabajosa, es ardua y pesada, además de lenta en el tiempo. Se me ocurre que la única manera de eliminar los temores de quienes te rodean, de hacerles sentir que eres un joven integro, es demostrándoles que, a pesar de tu extraña afición, sigues construyéndote como persona, creándote un criterio y una personalidad totalmente formada, ampliando tus horizontes a campos mucho más extensos que el manga y el anime, o no, pero sin exclusiones. Demostrando, en definitiva, que eres lo suficientemente madura/o como para tener un hobby o afición nada habitual sin que ello impida tu desarrollo, principio que puede aplicarse a muchos otros pasatiempos obviamente.
Como he dicho, el camino es difícil, hay que soportar intolerancias, broncas, malentendidos; pero nosotros estamos firmes en nuestra convicción. ¿Ustedes también?
4 comentarios:
Menos mal nunca me ha tocado vivir lo que describes...
Mis padres son lo más "comprensivos" en este tipo de cosas. Sólo se rién y miran casi hasta "contentos" el ver que de alguna forma no crezco y sigo con los mismos gustos de cuando era niña.
Es muy común incluso escuchar "¿estás estudiando o viendo tus dibujos?", o cuando voy a algún evento de anime les digo "papás, voy a ir a un evento de los dibujos que veo en el PC" y no se hacen ningún problema.
De igual manera, el anime/manga es algo que con el tiempo se ha hecho muy conocido en donde vivo, en general mis compañeros/amigos de Universidad no gustan de esto, sin embargo nunca han dicho nada desagradable sobre mis gustos, a lo más se rien con un comentario del tipo "catu, ya estás con tus cosas extrafalarias" xD
Y mis amigos están metidos en el mundillo en mayor o menor grado. Incluso una amiga es dueña de una tienda de anime xD
Supongo que todo dependerá de qué tanto busques a gente que estén metidos en lo mismo. Hubo un tiempo en que casi no tenía ningún amigo que viera anime, sin embargo la internet lo logra todo, y de a poco fuí buscando personas que disfrutaran del anime tanto como yo en mi ciudad (me metía a foros de Chile, y lo primero que hacía era crear temas llamando a las personas de mi ciudad).
De eso ya van varios años, y todavía se mantiene un buen ambiente que estoy segura durará mucho tiempo más.
Supongo que la convivencia para los que no viven esto puede ser algo complicada debido a que los otros no son capaces de entender lo que te gusta, sin embargo, es un problema que con sólo una cuantas conversaciones es muy posible de arreglar.
Todos tienen alguna afición, algunas más populares que otras, pero a la larga, todos sabemos lo que es ser fanático de algo (fútbol, autos, películas, teleseries, etc.); incluso mi madre siempre me dice "tal como tu ves tus series en tu PC, yo veo mis telenovelas en la tarde"... Con eso ella resume todo.
Al igual que catusiana, yo tampoco he tenido problemas con eso.
Veo anime desde chica y aquí en mi comuna no tengo ningún amigo que le guste el anime, sin embargo respetan mis gustos, obviamente no les puedo hablar de todo eso porque no me entenderían xD pero igual les comento y es como "ya estas con tus monos chinos" xD
Por lo general en el colegio, mis compañeros solían preguntarme sobre eso, más que burlarse, me preguntaban que si los otakus se vestían todos de negro o cosas así, yo les decía que no, pero eso es lo que muchas personas ven de fuera o lo que es más notorio.
A pesar de todo, nunca fueron irrespetuosos ni me molestaron, algunos hasta hablaban de series como DBZ o Slam Dunk conmigo =P
En mi familia, he tenido la suerte de que mi hermano mayor también este interesado en todo esto, menos que yo, ya que por culpa mía le gusta, pero con el puedo hablar más de esas cosas, no va a eventos pero le gusta que le cuente que hubo y cosas así.
Mi papá se ríe xD el es un poquito a la antigua pero sabe que no se trata de algo malo y no me critica, y a mi mamá suelo contarle de las series o de los eventos, y aunque no entienda mucho igual me escucha, porque creo que mas que encerrarse en eso, es importante que tus papas sepan en lo que andas, de hecho cuando empecé a ver dramas ella vio HYD conmigo xD y animes como DNAngel y Lovely Complex también, cosas más light por decirlo de alguna forma, o sea no la pondría a ver Bleach porque se que se aburriría.
Yo pienso que el "rechazo", en algunos casos, a la gente que le gusta el anime es más que nada porque viene de oriente, y es algo a lo que solo los fanáticos tienen acceso, o sea, las series que dan en la TV son casi puras series enfocadas al público infantil. Porque si bien hay fanáticos del futbol y van a todos los partidos... todo el mundo puede o ha visto un partido alguna vez, entonces es más por eso, porque es algo "desconocido" para muchos.
La verdad yo si tengo que soportar todo lo que arriba de dice T-T.
los que ven superficialmente el anime piensan que es algo para niños, me tildan de inmaduro etc, etc..
y los que por alguna razón se quedan (unos 5 minutos mas que los anteriores) viendo sobre mi hombro, al ver una escena de Chaos head, Death note, o incluso un buen echi... lo que lo que pasa es que (influidos por el concepto que tienen de "dibujos animados = infantiles") piensan que es una depravación o algo por el estilo...
La verdad es que es muy duro seguir este camino, rodeado de una sociedad que llega al punto de odiar todo lo que empiece con "ja"...
pero no pienso rendirme, y seguiré luchando por esta noble causa ^-^
SALUDOS
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