Uno de los festejos más entretenidos del año sin duda que es el Día de Muertos, como lo conocemos en México. Claro que gracias a la globalización las fiestas propias del país se han mezclado con el ya conocido Halloween, así que se vuelve muy curioso e interesante ver a brujitas y diablillos comiendo el traidicional pan de muerto.
El tema de la ofrenda de este año fue el "Árbol de la Muerte Florida", además de que se le hizo homenaje a Guadalupe Posada, creador de la mítica Catrina, una imagen que es parte del folclor y la cultura mexicana. La reseña de esta ofrenda decía lo siguiente:
México tiene su árbol sagrado, es milenario, en él reposa la vieja cosmogonía de los mexicanos, en él radica la verdad de lo que somos. En su fronda mesoamericana (el Omeyocan) reside el poder de los guerreros muertos en combate, de las mujeres fallecidad en parto, de los niñitos malogrados que arriban al chichihuaucuaco, el árbol nodriza donde se siguen amamantando, poderes que amparan el Omeyocan (paraíso de los mexicanos). De su tronco se asoman al mundo de las criaturas Mictlantecuthli (el Señor de los Muertos) y Ometéotl (Padre-Madre de todas divinidades), dualidad que transita por las venas del hombre; y en las raíces expresan los símbolos de Mictlan (inframundo) cuyos seres mágicos regirán el tránsito de los muertos por su región. Fronda, tronco y raíces se transfiguran para transmitir al hombre la suficiente fuerza de voluntad y conciencia para enfrentar su destino final: la muerte y su eterno retorno.
Pero en Oaxaca existe una forma de pan de muerto bastante terrorífica (desde mi punto de vista, claro xD) tomándose de manera súper literal su nombre:
Una de las ofrendas que más me gustó fue la representación de una típica feria mexicana: